Corría el año de 1966 cuando un grupo de hermanos comenzó a
reunirse en la casa de los hermanos Melo, entre estos hermanos se encontraba el
hermano Miguel Toxtle y su familia, José Fernández y su familia, las hermanas
Raquel Manzano, Paulita Cabrera, Irene Guzmán y Juanita García, las cuales han
partido ya con el Señor. El hermano Benjamín García, Lupita González y otros
hermanos amados más, llegando a ser insuficiente el lugar, se optó por techar
el patio de la casa donde se celebraban los cultos.
Se llevó a cabo una junta donde se procedió a llamar el
lugar “Iglesia Evangélica Cristiana”, al mismo tiempo se nombró Pastor,
quedando el hermano José Fernández por dos años, durante este tiempo recibíamos
visitas de los hermanos Samuel Corona, Arturo Rojano, José Estrada, Leonard S.
Ingram, quienes nos ministraban.
Al año y medio ya no cabíamos en la casa de los hermanos
Melo, eramos más de 50 y comenzamos a orar por un lugar especial para adorar al
Señor. Y el Señor que ya tenía un lugar, nos relacionó con el hermano Zabala,
quien nos vendió el terreno en $25,000; el primer pago fue de $8,000 y el
segundo de $4,000, al ser entregados al hermano, nos dijo que eso era todo,
puesto que lo demás él lo pagaría como su cooperación.
En este tiempo cambiamos de Pastor y fue el hermano Pascual
López, dos años después el hermano Guillermo Melo ocupó el lugar y dos años más
tarde el hermano Juan Barbosa fue el Pastor. Se hizo una junta y se acordó que
el Pastor que quedara fuera fijo, sin estarse cambiando cada dos años. Para
este tiempo ya se quería construir, pues teníamos un local de madera tapado con
sábanas y a veces nos mojábamos, así las cosas nos lanzamos por fe a la
construcción del templo, todos participamos con nuestras opiniones en la forma
de edificar. Posteriormente cuando el hermano Juanito pidió el primer material,
la tesorería no tenía lo suficiente para cubrir el gasto y por fe cuando llegó
el material, ya se tenía la cantidad requerida. Fue así como se comenzó la
construcción; muchos hermanos comenzaron a trabajar para reunir fondos, la
hermana Lupita González vendía tortas en su trabajo, los hermanos Fernández
vendían huevo, otros pollinos, frijol y otros más daban ofrendas de amor.
En una ocasión cuando se invitó al hermano Win Mayer viendo
éste que no teníamos techo, nos propuso que juntáramos la mitad de dinero y él
pagaba el resto. Así se hizo.
Todo esto es el trabajo que se llevó a cabo para edificar un
lugar de oración, donde se glorifica el nombre de Dios, en este lugar hasta
hoy, se ha manifestado su poder en salvación, confirmación de fe, sanidades y
milagros. De esta Iglesia nacieron varias misiones más como “Cristo te ama” en
Coyotillos y “Monte Sión” en Ecatepec.
Por todo esto le damos gloria a Dios, por su misericordia,
ya que los que quedamos aquí, solo por ella permanecemos. ¡A Dios sea la
gloria! << Reseña documentada del Boletín especial de aniversario N° 27>>